El Club Remeros Alberdi fue fundado el 11 de Marzo de 1919, junto a la Barranca y a orilla de la margen derecha del Río Paraná. El acto de fundación se realizó en las instalaciones del Club Gimnasia y Esgrima.

Su primer presidente fue don Francisco Beristain (1919/21). Veinte días después de la constitución  de la 1º Comisión Directiva, se iniciaron los trabajos en el terreno ubicado sobre el Río Paraná entre Bajada Puccio (todavía de tierra) y calle Freyre. (No existía aun la Plaza Santos Dumont.) Al realizarse la asamblea constitutiva se contaba con 111 socios y pasado el 1º año ya eran 574.

Los fervientes colaboradores y amantes de la institución donaban sus tenencias para cubrir las necesidades inmediatas como sillas, maquinas de escribir, etc. Los primeros deportes que se practicaron en Remeros fueron: remo y natación en aguas abiertas. El Club fue creciendo paulatinamente, tuvo momentos de baja, especialmente en el año 1963 cuando el 18 de Agosto la planta alta y todo lo construido en madera fue destruido en un incendio, donde hubo que recurrir a la austeridad reduciendo en lo posible los gastos, tratando de no afectar los servicios a los socios. Pero, con el tiempo y la ayuda de los asociados, el Club Remeros Alberdi, volvió a ser lo que era hasta antes del desafortunado episodio y se logró que el edificio se conservara en su mayor parte.

El edificio principal, propiedad del Club Remeros Alberdi, constituye una obra de significación arquitectónica e histórica para nuestra ciudad, por lo cual, ha sido declarado de interés Cultural y Patrimonial de la Ciudad de Rosario por la Municipalidad, la cual efectuará las gestiones necesarias ante los propietarios del ya citado inmueble con la intención de preservarlo definitivamente como patrimonio urbano.

EL CRA, a través de los años, se ha desarrollado entre las alegrías y sinsabores propios de una vida al servicio del deporte y de sus asociados. Alegrías como la de haber tenido un remero olímpico, (Pellejero), o la visita del Navegante Solitario (Vito Dumas), y los continuos grandes y pequeños éxitos que se fueron logrando en la distintas disciplinas donde sus equipos compitieron. Sinsabores como el incendio de su sede social, o las adversidades cíclicas provocadas por la creciente del Paraná y tantas otras grandes o pequeñas frustraciones deportivas que no pudieron reflejar en los resultados, los esfuerzos de su gente.

Cabe destacar que existen muchas personas que, por amor al club, colaboran permanentemente desinteresadamente, en beneficio del mismo.